sábado, 9 de diciembre de 2017

Ethicología: Biorespeto en 360 grados (actualización)



   Durante mucho tiempo, prácticamente desde el instante de comenzar la relación con otros seres vivos, me ha resultado clara una cuestión que parece ajena a muchos de mis coespecíficos, los otros seres humanos: Para el conjunto de este planeta, NO  soy más ni menos valiosa, más ni menos importante que cualquiera de esos otros seres, sean humanos o no y, si bien mis capacidades naturales pueden permitirme conseguir una serie de cosas, estas mismas capacidades me permiten reflexionar y ser consciente de que no debería usarlas para mi exclusivo beneficio directo, inmediato y  que con frecuencia se descubre equivocado a largo plazo.

   El ser humano, como primate pensante que es, puede maquinar y elucubrar para imponerse a otros seres vivos no solo con vistas a su supervivencia, sino a menudo por el puro placer de dominio y control. Pero también, por esa condición de pensante, puede y debería ponerse límites y usar ese pensamiento, esa capacidad de aprendizaje y esa mejora técnica, en pro de otros seres a los que por décadas o siglos hemos perjudicado en modos absolutamente injustificables.

   Con estas ideas comencé  a trabajar hace tiempo en mi área de responsabilidad, ya de por sí un tanto alejada de la idea esencial del respeto y la equidad (debo reconocerlo, sí, trabajo con mascotas, quizá el aspecto menos justificable como necesidad de todos los que  el ser humano podría proponerse en la relación con otros seres vivos). Sin embargo, como he dicho, no dejo de aceptar también a nuestros congéneres y a sus-mis- llamémoslas flaquezas, así que, si bien entiendo que es más que deseable ir cambiando esta mentalidad y este modo de concebir la relación como posesión, también asumo que no es realista suponer que desaparezca la situación en varias generaciones. Por eso trabajo en una doble dirección, de un lado, formar, concienciar y extender el conocimiento de hasta qué punto es equivocado el modelo actual,  de otra parte, procurar que esos seres vivos que a día de hoy son mantenidos en cautiverio, puedan disponer de condiciones de vida más dignas y todo lo cercanas a su condición natural que sea posible en cada caso individual.
   Y así, en conversaciones entre colegas y amigos, hablamos del concepto Ethicología –de ética, del lat. ethĭcus, y este del gr. ἠθικός “Parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre” ) y ecología (Ciencia que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con su entorno.) pero también de etología (. Parte de la biología que estudia el comportamiento de los animales.)-El concepto, en esencia,  de respeto por cada ser vivo en toda su condición de representante de una especie, de un hábitat, de un modo de vida pleno, no compartimentado en unos aspectos que importen y otros que no.

   Cuando nos aproximamos a un espécimen debe importarnos TODO de él, los 360 grados del campo de observación. Nos interesan  sus características naturales y su historia individual entre humanos, la que ha vivido y la que deberá vivir, pero también la que habría vivido de no verse cautivo. A partir de ahí se planea el acercamiento, no como poseedores, sino como mediadores que se saben imperfectos, pero que estarán dispuestos a acercarse a la perfección con todos los medios a su alcance y la perfección, digámoslo claramente, es la vida en Naturaleza.

   Para mí ethicología es buscar toda la información posible respecto a conducta natural, tipos de alimento, etología, historial clínico, trayectoria en cautividad y medios de que se dispone para procurar encajar todo de modo que ese espécimen pierda los mínimos posibles de la que sería su vida natural. Adecuar su tenencia en cautiverio a la etología por  los medios de que se disponga. Hurtarle lo mínimo y restituirle lo máximo, enfocar su tutela como algo abierto a continuar progresando y mejorando conforme mejora y progresa nuestro conocimiento de ellos. Ethicología puede ser en cierto modo un sentimiento de culpabilidad, pero no una culpabilidad pasiva e incapacitante, sino una culpabilidad activa y responsable. Ser consciente de que no se hizo bien y responsabilizarse de ir corrigiéndolo y corrigiéndonos.

   Una actitud extremista, agresiva, excluyente, como a menudo veo en otras personas, genera incoherencia al agredir a otro ser vivo, el Homo sapiens y provoca  rechazo, pierde en su radicalidad el efecto pedagógico que tanto importa, pierde la capacidad de reflexión y de apoyarse en los cercanos para avanzar juntos, se pierde incluso, con triste frecuencia, la cordura. Sé que algunos colectivos no entenderán este modo de hacer, pensarán que es incompleto, tibio, que es pura pose. El objetivo está mucho más allá de ellos, es mucho más sencillo y está mucho más cerca, en los centenares de lugares en que hoy existe un animal cautivo que puede ser cuidado, respetado y conservado muchísimo mejor de lo que lo fue hasta ahora. Llegarán otros tiempos en que quizá esta labor sea completamente innecesaria, pero por ahora, elijo continuarla y asumir mi cuota de culpabilidad responsable, mi compromiso de mirar entorno,  los 360 grados del campo.

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Respeta y serás respetado