martes, 6 de noviembre de 2018

Haciendo el oso

   

     Conocer un poco sobre fauna y etología impide ciertos disfrutes, me quita ingenuidad para contemplar asuntos que, me consta, conmueven a buenas gentes a mi alrededor en un modo distinto del mío. Hace décadas que no puedo ver un zoológico como lo ven mis parientes, que no veo las películas de animales con los ojos de niña y que, por supuesto, no percibo los vídeos de internet como las gentes que me los hacen llegar...

     Valga este preámbulo para contar que hace horas, por distintas vías, me llegó el "viral" de una osa y su osezno con un mensaje relativo al espíritu de superación. Como lo positivo es buen desayuno, me apresté a verlo, para colmo, los osos se cuentan entre mis debilidades personales desde que mis hermanos empezaron a conocerme por "Osa" y me animé a indagar sobre ellos (sobre los osos, quiero decir) . Antes de mi comentario, aunque me sabe mal sumarle visitas a este tipo de ocurrentes, dejo el enlace al tal vídeo para que pueda saberse de qué va mi comentario.

https://www.facebook.com/NTDLifeOfficial/videos/193833631507911/
   
     No pude llegar al final sin sentir una profunda indignación que, seguro deja boquiabierto a más de uno de los que me lean, pero mis ojos, antes de la superación, antes del positivismo de "personal coaching" a que tanto nos vamos rindiendo, ven la sombra de un dron sobre la nieve, ven el espanto de esa madre viéndose forzada a huir sobre una masa insegura para ella y su cría, una madre que no se arriesga a pisar más abajo en rescate de su pequeño porque su peso no se lo permitiría-¿O es que creen que es imbécil y por eso no baja a recoger al osezno?- una madre osa que, en el afán de ahuyentar el acoso, lanza la pata y desequilibra de nuevo a su cachorro, que no puede correr a recogerlo pero sigue esperándolo y recorriendo la cornisa en la dirección en que la cría va viéndose desplazada por sus sucesivas caídas hasta que, por fin, se reencuentran y corren hacia los árboles. El filmador, no sé si por completa ignorancia o por afan de lograr el galardón del año, continúa haciendo pasar el artefacto sobre los animales, prefiero pensar que sin conciencia de ser quien, en última instancia, complica la situación...

     En un último plano antes del final, la hembra vuelve la cara hacia atrás. Si yo fuera ella, habría dicho algo así como ¡Ya te vale, imbécil! Pero no soy osa y no acabo de saber qué pasará por su cabeza, probablemente se asegura de que el osezno la sigue.

     Por supuesto que la subida a las redes y la viralización no son resulado de visiones como la mía, sino, muy al contrario, como era de esperar, por el mensaje humanizante del tipo "Este pequeño luchador que no se rinde" y comentarios sucesivos al respecto.

Parodiando a las propias redes, cada vez que alguien escribe "cuanto tienen que enseññarnos los animales", muere un gatito en algún lugar del planeta. Sí, podríamos aprender mucho de ellos. De todas y cada una de las especies, pero para aprender hay que partir de un deseo de ello y, especialmente, de una ausencia de contaminaciones que no nos lleve a atribuciones gratuitas y para eso, faltan muchas jornadas y sobran muchos estereotipos. Mientras tanto, solo cabe aderezar el caldo con algunas dosis de sentido crítico y esperar que cunda lo suficiente.