lunes, 19 de septiembre de 2016

Rhea

Rhea arrasa en las redes, pero sigue siendo una desconocida. Rhea es un ejemplar de agapornis, probablemente de la especie A. roseicollis, pero nada nos confirman al respecto.Pudiera ser un híbrido. Parece que la propietaria de Rhea, la persona que hace y deshace en su nombre, ha decidido que su pequeña es supercuqui y que con su inestimable ayuda, además de estar calentita puede ser famosa, así que le ha plantado un jersey, y otro y otro y cada vez que se los pone, sube fotitos a las redes y otros cientos de amantes de lo cuqui, enlazan, elogian, comentan y se solidarizan con la cuquipornis  Rhea, que es todo amor. El asunto es tan arrasadoramente cuqui que ha llegado a las noticias. Así somos los humanos occidentales.

Lo de menos es saber que lo que hace que Rhea sea tan especial es ni más ni menos que la manifestación de un virus letal para las psitaciformes del que a menudo los inseparables son portadores y que está acabando de manera muy dramática con muchos especímenes de ese orden. A tal punto llega el problema, que está o ha estado a punto de dar al traste con alguno de los programas de recuperación de las especies más escasas del grupo, como por ejemplo, la Psittacula eches. Los ejemplares de eches, amén de los innumerables problemas que los amenazan, tienen ahora que enfrentar el virus (PBFD o circovirus aviar) que han acarreado hasta allí sus parientes. Del mismo modo, el virus llega y se dispersa por Europa de la mano de inseparables como Rhea, o mejor dicho, no como Rhea, que exhibe su desnudez cuando la dueña le deja, sino portadores asintomáticos-con su pluma y su todo- que dispersan el virus allá donde estén.

Como el virus no ataca a humanos y como los inseparables no son caros, los humanos no piensan en hacer prevención, ni analizan, ni evitan contactos. Si les "toca la mala suerte", lo lamentan y se consiguen otro, algunos lloran en las redes, otros no, pero lo que muy pocos hacen es advertir, prevenir, informar. Total, son pajaritos de esos que se tienen por centenares.

La buena de Rhea, casualmente, ha aparecido en temporada baja, como inseparable de verano, y por eso la prensa se hace eco, no de su enfermedad para avisar, sino de su total look y de cuántos usuarios le ofrecen nuevos jerseys. Lo de menos, la prevención, la divulgación, aprovechar el caso para una auténtica información. Así uno puede leer cosas como "aquejada de una extrañísima enfermedad"  -¡Extrañísima!¡Que se lo cuenten a los centenares de loros que este año han muerto o siguen padeciendo tan cruel afección!- "Así sería un agapornis sin la enfermedad" -y aparece sobre el pie la foto de dos ejemplares que ni siquiera son la misma especie- Información de calidad, vaya. ¿Por qué van a dedicar tiempo a documentarse o a afinar buscando si en realidad lo que les importa es rellenar tiempo con la cuquinoticia del cuquiporni que arrasa en las redes.

Para desdicha de todos los animales, la mayoría de humanos occidentales tienemos pocas o ninguna gana de complicarnos más, cada espécimen  sirve para cubrir la cuota de egolatría de algún ciudadano, unos en modo directo, otros indirecto, pero con casi nulas excepciones.

Poniéndome muy soñadora, quiero imaginar que Rhea llegue a ser uno de los escasos ejemplares que inactivan el virus. Siendo más realista, solo queda esperar que Rhea, la desgraciada Rhea, tenga al menos ocasión de marcharse con serenidad y sin dolores el día en que su humana y su veterinario comprueben que poco más pueden hacer por ella y que, entre tanto, solo les haya dado tiempo a dispersar cuquifotos.