NOTA PREVIA: En 1999 Norman Foster recibió el título
de Baron Foster of Thames Bank, lo que le otorgaba el reconocimiento de Lord y
un puesto en el Parlamento Británico . Fue primero nombrado caballero en 1990.
En el año 2010 recibió el premio Príncipe de Asturias de las Artes. Todos estos
honores y otros variados premios internacionales pretenden reconocer su valía
como arquitecto...
…Y aquí estoy yo, varios años después, leyendo con retraso
un reportaje del mes de Mayo en un semanal de “El Pais” y atreviéndome a decir
que, al menos una vez, Foster &
partners han hecho un mal trabajo. En mi insensatez, pretendo imaginar que un
buen arquitecto, un buen estudio de arquitectura, debería solventar con máxima
eficiencia las razones y necesidades esenciales de sus clientes. Entonces
encuentro el reportaje en que un entusiasta cronista relata cómo han resuelto
Lord Norman Foster y su equipo la renovación de una vieja instalación zoológica de
1914 en el Zoológico de Copenhague.
Recuerdo haber leído alguna información anterior, en los días de la inauguración (por el 2008,
creo) pero no le di entonces demasiada importancia. Hoy, me demoro en la
lectura del artículo y para intentar ser más justa, puesto que las imágenes no
me conmueven en la forma esperada por el autor, me dedico a bucear en las propias
informaciones del estudio y en algunas publicaciones especializadas:
"Esta
obra sustituye una estructura que data de 1914 y tiene contemplado, además de
la preservación de esta especie -que actualmente se encuentra en peligro de
extinción-, restablecer la relación visual entre el zoológico y el parque y proporcionar
a estos magníficos animales un entorno más natural y relajado."
“El antiguo
pabellón fue remodelado por la estructura transgresora, a la cual Foster le ha
dado vida...Una de las especies de mamíferos más enormes del mundo animal se
ha beneficiado de la creatividad del arquitecto"
Conociendo el estilo y la línea de trabajo que ha dado fama
a este creador, tengo muy serias dificultades para encajar el término entorno
natural y sus creaciones, más aún después de leer:
"Las estructuras están formadas de dos esqueletos en metal y laminas transparentes, para que los espectadores puedan observar con mucha facilidad los elefantes en el interior. Las líneas rectas predominan en la fachada como un elemento principal. En el medio de las cúpulas se sitúa una terraza donde se ubican los visitantes para observar a los elefantes."
"Las estructuras están formadas de dos esqueletos en metal y laminas transparentes, para que los espectadores puedan observar con mucha facilidad los elefantes en el interior. Las líneas rectas predominan en la fachada como un elemento principal. En el medio de las cúpulas se sitúa una terraza donde se ubican los visitantes para observar a los elefantes."
Nada, cuanto más
rebusco, más me convenzo de que la impresión inicial era la correcta. Soy
incapaz de regodearme en las sucesivas recreaciones tridimensionales desde
todos los ángulos.Sólo me falta acudir a ver in situ cuanto se me debe estar escapando en vídeos, resúmenes y recreaciones (¡Ya me gustaría, ya!). Pero hasta ese entonces,
me mantengo en mis trece.
Dejo al criterio de quienes esto leen el compartir o no mi
opinión, así que añado enlaces que
permitan ver lo que he visto:
Y ahora continuaré mi comentario, puesto que éste no
pretendía ser un sitio sobre arte ni vida social, pero sí lo es sobre cuanto de
un modo u otro rodea al mundo animal en el entorno humano.
Digo que Foster & partners no han hecho un gran trabajo
porque lo que se ofrece a mis ojos es
una creación megalomaníaca en que el usuario final no ha sido el verdadero
beneficiario. Y me permito afirmar esto
con todas las consecuencias.
No entraré a discutir los logros que desde el punto de vista
eminentemente constructivo haya podido hacer este equipo. Sin duda no lo habrán
hecho peor que en otros de los innumerables edificios que desde los años setenta vienen proyectando, esos que les han valido infinidad de premios y
reconocimientos. Pero es que hablamos de elefantes señores, de un paquidermo
cuyas necesidades vitales concretas no acabo de ver cubiertas en este suntuoso
palacio de la era del silicio.
En cuanto vi las imágenes de las pretendidas lagunas de baño
y las áreas para deambulación recordé cuánto
hincapié hicieron mis enseñantes ( cuando yo misma aprendía sobre estos menesteres)
en las complicaciones que para un elefante suponían las pendientes y los
desniveles y en cómo había que cuidar ese detalle a la hora de acomodarlos,
recuerdo también varias anécdotas que me probaron la verdad de aquella
información (Lord Foster no ha sido el único arquitecto al que se ha
encomendado una instalación de zoológico, claro está).
Donde los espectadores que suben los vídeos a youtube ven un
baño de elefantes, yo veo escasez o incomodidad, hasta siento agobio
y debo pausar la filmación, donde el periodista se complace en el cuidado del
medio y el acercamiento a la naturaleza yo sólo veo monotonía y pretensiones de
grandeza, necesidad de apabullar.
Ni los suelos de caucho recubierto en los interiores, ni los
pilotes que impiden la aproximación a
zonas de riesgo, ni la monumental cúpula que deja pasar los citados rayos de
luz, pese a que se hayan reproducido sobre ella las hojas de cuatro especies arbóreas recreadas con ordenador, me han parecido el acomodo idóneo para el más numeroso grupo de elefantes
asiáticos de Europa.
Discutiremos en otro momento, si lo quieren, la conveniencia de zoológicos
y animales cautivos. Personalmente, creo que hoy por hoy no son prescindibles,
pero ¿Es necesario que sean como son? Si
pensamos en los fines que creo pudieran hacerlos justificables a algunos, evidentemente
no. ¿Qué enseñan a fecha de hoy unas lujosas instalaciones de hormigón, vidrio
y acero sobre la vida natural? ¿Es éticamente asumible que unas especies que,
se argumenta, se alojan en cautividad
para el aprendizaje y la conservación se encuentren recogidas en un edificio como ese? Nada que objetar a la
profusión de fotografías, paneles informativos, filmaciones y elementos
audiovisuales con que se complementa el recinto, pero como diría mi abuelo,
para ese viaje no se necesitaban alforjas. Pues eso. Precisamente de la mano de
mi abuelo pude ver el primer elefante en la vieja Casa de fieras de Madrid y
esa imagen del animal tomando un cacahuete de mi mano abierta no me ha parecido
más obsoleta ni más irrespetuosa que éstas del periódico.
No hemos aprendido nada. Asumo que un recinto decimonónico necesitase
actualizarse, en el colmo de la flexibilidad puedo aceptar que un país en el
norte de Europa deba tener algún elefante vivo a la vista de los humanos a
quienes se pretenda concienciar y enseñar (de esto puedo tratar otro día,
insisto) pero ¿Es oportuno que el recinto para ACOMODARLOS (de CÓMODO= (Del
lat. commŏdus.Adj. Conveniente, oportuno, acomodado, fácil, proporcionado.) sea
una oda a la creatividad arquitectónica más urbana? ¿Han pensado por unos
instantes Foster, su equipo y sus
pretendidos clientes en que los verdaderos usuarios del recinto son estos
paquidermos? Las imágenes me hacen entender que no y que, lamentablemente, no
serán los únicos ni los últimos que deberán continuar satisfaciendo el ego de
los humanos occidentales que, mientras tanto, nos permitiremos escandalizarnos
por los modos de tenencia en sus países nativos o dar lecciones de animalismo
concienciado a cuantos tengamos a mano.