sábado, 17 de enero de 2015

¿Tenencia responsable?

Hoy vamos a ampliar aún más la cuenta de amistades, lo temo...Pero será más justo permitir que cada uno decida si quiere seguir adelante y leer las entradas a este blog un tanto errático y que nunca ofrece soluciones, sino nuevos conflictos. Hoy, en la línea habitual, volvemos a las andadas con otra reflexión  que me asalta cada vez con mayor frecuencia.

Son muchos ya los años que dedico parte de mi esfuerzo a procurar que otros tomen conciencia y mejoren su modo de tener en cautividad a los animales. Me sumo con frecuencia a los proyectos que promueven la llamada tenencia responsable, pero siempre me quedo con mal sabor de boca, siempre me parece que peco de tibia al exponer las cuestiones.

Entiendo muy bien cuando me acusan de perfeccionista, pero también comprendo que muchos de nosotros no queremos más dudas o, dicho en lenguaje familiar, no más comeduras de tarro. No puedo evitarlo, que siga trabajando, que preste mi voz a esas campañas que menciono o que yo misma intente hacer de la cautividad de muchos seres vivos algo más llevadero, no impide que siga planteándome cuestiones y la más directa, la que sigue rondándome la mente cuando cierro el portátil y recojo los trastos, es siempre la misma ¿Es compatible el término tenencia con el adjetivo responsable? ¿Es responsable tener?  ¿No es  más bien no tener el gesto de auténtica responsabilidad?

Entiendo, por supuesto, el concepto que mis amigos y yo estamos transmitiendo: conozca usted al animal con el que ha elegido vivir y adecúe  sus modos a las necesidades de éste, pero entonces ¿Dónde cabe la posesión? ¿Es necesidad de mi mascota que yo la tenga? La realidad es que casi siempre  la respuesta es no, pero tristemente en algún caso debemos responder que sí. Hemos generado tal entramado de dependencias que muchos animales precisan ser tenidos por alguien para sobrevivir, incluso más, para permitir que  puedan sobrevivir otros animales y perdurar no ya como individuos, sino incluso como especies. Cada año, en el llamado mundo civilizado nacen centenares de animales que, una vez nacidos, solo tienen posibilidades de sobrevivir sin daño para ellos mismos ni para otras especies cuando están controlados por humanos conscientes-solemos decir responsables.

Y es aquí donde ese concepto de responsable adquiere un sentido que muchos tenedores no acabamos de asimilar. Tener a uno o varios animales, más que poseerlos debería significar custodiarlos, resguardarlos del daño, protegerlos. Cada persona que conozco y que dice amar a los animales está convencida de estar desarrollando esa tarea, pero tristemente no es así. deberíamos protegerlos incluso de nosotros mismos. Proteger no significa acomodar y manejar cómo, cuándo y dónde yo quiero, sino resguardar del daño. Pero ¿Cuál es el daño objetivo? ¿El que percibe el humano protector, el que concibe la sociedad en que ese humano vive, el que percibe el propio sujeto protegido, el que dicta la ciencia actual...? Difícil, muy difícil llegar a un consenso.

Pero este es mi blog, así pues, voy a definirme. No creo estar en posesión de la verdad, sólo cuento en voz alta como lo veo hoy, confiando en que, más que seguirme como a un gurú, los que me leen se hagan preguntas.

A mi entender, daño será todo aquello que los vulnera como seres completos, eso incluye pues un montón de prácticas que son socialmente aceptadas, al hecho de esta posesión, que sería pues el primer daño, tendremos que sumar cuantas elecciones peculiares hacemos cada día los pretendidos propietarios o poseedores y que no son estrictamente imprescindibles ni para su continuidad como especies ni tan siquiera para la supervivencia como ejemplar: Cada uno de nosotros decidimos si nuestra mascota tendrá o no pareja, si jugará o no con congéneres, si tendrá o no una jaula, un espacio propio en el hogar, si saldrá o entrará cada día y a qué horas lo hará, si podrá o no aprender a ser un espécimen completo... Tenencia claramente entendida al modo humano y eso es posesión, no custodia.

No importa si el animal ha llegado a nuestro hogar por un intercambio de dinero o por una adopción. Una vez accede a la convivencia con nosotros, pasa a estar sujeto a nuestras reglas más o menos rígidas, a nuestros modos de entender nuestras vidas y la suya, a aquello que condiciona nuestro día a día. Los seres humanos revestimos nuestro egoísmo con múltiples artificios para no reconocernos que todos, del primero al último, aunque sea en modos diversos, tenemos en nuestro fondo esa propensión a gestionar, a manipular otros seres vivos mucho más allá de lo puramente imprescindible para su supervivencia y para la nuestra.

Cuando hablamos de tenencia responsable, en realidad, estamos hablando de una  posesión que intenta minimizar los daños de nuestro egoísmo.  El día que el ser humano sepa dejar absolutamente libres a todos los seres vivos que le rodean sin causar con ello un nuevo daño,  habrá dado un salto en la evolución, pero para ello, hemos causado ya tantos estragos, que van a necesitarse varias generaciones responsables.Por mi lado, arranco este año nuevo, con un poco de contrición y propósito de enmienda a ver si voy logrando transformar mi tenencia en custodia, trabajo por esa custodia responsable  y voy sembrando, incluso en mí misma, la idea de una no tenencia futura aún más responsable. Estamos en ello.

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